Tengo un amigo,un amigo de los de verdad, tan real como los de facebook, que me contaba el otro día que estuvo de visita en su país durante una semana y se dió cuenta de lo mucho que aprecia las cosas sencillas. Cosas que pueden parecer tontas o simples como estar con la familia hablando de lo mucho que se preocupan por él mientras trata de restarle importancia, comer con sus tíos mientras juegan a la Playstation, visitar a su abuela enferma que hace tartas única y exclusivamente para él, quedar con los amigos y subir montañas donde hay cabras que huelen a cuero viejo, sentir el frío en la cara, bajar corriendo, montar en bicicleta hasta caer extenuados, comer comida fría, ver las estrellas, reir, esas cosas ...
Pero he de reconocer que cuando me habla de todo esto yo no presto mucha atención, a alguien de gusto caro y delicado como yo, que se precia de ser un buen conocedor de vinos y degustador de alta cocina, de asisitir a fiestas donde las mujeres visten diamantes y Chanel Nº 5, de estar pendiente de la última novedad, todo esto le parecen tonterías; cosas simples. Pero hago como si me importara y asiento con la cabeza, que por algo es mi amigo.
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Luís.
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