domingo, 18 de marzo de 2018

De boda


Ayer fuí a una boda y confirmé varias cosas.

Entre otras mi cariño hacia Alberto y Carol, Carol y Alberto. Siempre me alegra estar con ellos. Espero que a ellos también les suceda lo mismo conmigo.

No todas las bodas son aburridas. Esta, por suerte, no lo fue.

Pasan los años y el camino que uno eligió se va quedando cada vez más vacío. Muchos han abandonado en busca de una estabilidad o de una vida menos desagradecida. Pero a mí, escrito en un papel que seleccionabamos al azar, ayer, donde lo cursi estaba permitido (que por algo era una boda) se me dijo que siga luchando por mis sueños. Ahora, casi veinte años después, sin un pavo en la cuenta del banco, sin casa y sin trabajo estable, pero con fe en lo que hago y en que lo que hago merece la pena.

Me puse fino a comer... también.


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Luïs.


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